Teosofía es Sabiduría Divina. Theos=Divino y Sophía=Sabiduría. La idea central es la siguiente: dentro y detrás del Cosmos, de la Naturaleza y del Ser Humano, está la Sabiduría Divina. Cuando observamos la grandeza y la majestuosidad del Universo y la exquisita belleza y sofisticación de la Naturaleza, sentimos la presencia de una Conciencia, Inteligencia y Energía inexplicables. Los sabios de civilizaciones antiguas: indas, chinas, egipcias o las de los indígenas antes de la era moderna, adoraban a la Naturaleza Nouménica y no un Dios personal. La metáfora: “Sol Espiritual” transmite un mejor entendimiento de la Divinidad en la Naturaleza y en el Ser Humano, que la imagen de un Creador antropomorfo. El lema del Movimiento Teosófico Moderno es: “No hay religión más elevada que la Verdad.”
Teosofía es la Sabiduría de las Edades; tiene muchos nombres en las numerosas tradiciones. Gupta Vidya, Sanatana Dharma, Filosofía Perenne, Tradición Esotérica y Sabiduría de los Místicos son unos cuantos ejemplos de los nombres dados a esta Tradición de Sabiduría. Los pueblos antiguos consideraban la elevación de la conciencia humana una ciencia espiritual. En realidad, el concepto del método científico, que consiste en el proceso de poder duplicar el experimento y verificar el de otros a través de la comparación, procede de antiguas tradiciones espirituales. Sin embargo, este método científico es ubicable, incluso, entre los Pitagóricos y los Platónicos occidentales. La búsqueda para descubrir los origines de la propia conciencia y del ser, la tentativa de discernir los ciclos intrincados de la naturaleza y la búsqueda para determinar las cadenas de causa y efecto, constituyen una ciencia espiritual.
Una de las ideas teosóficas más profundas comunicadas en la antigua tradición griega, es la noción según la cual el Ser humano es el “Microcosmos del Macrocosmos.” El universo se refleja en sus partes, que en matemática se conocen como fractales: la representación del todo en sus partes. En ningún otro lugar esto es más evidente que en la constitución humana. Teosofía postula que el Cosmos, la Naturaleza y el Ser Humano son todos septenarios, cada uno reflejando al otro. Esta grandiosa noción conduce a la inspiradora hipótesis según la cual el ser humano tiene un potencial infinito. Los seres humanos, en lugar de ser seres pecadores equivocados o animales avanzados, son, en realidad, mentes y corazones auto-conscientes, capaces de guiar y determinar su evolución hacia la iluminación. La simple palabra “hombre” (“man” en inglés), procede del antiguo vocablo sánscrito: “Manas”, Mente o Pensador. A través del poder de mente y corazón la Tradición de la Sabiduría propone la capacidad de una infinita perfectibilidad. Nombres honoríficos como Adeptos, Mahatmas, Hierofantes, Chamanes y Grandes Maestros, se otorgaban, dependiendo de su cultura nativa, a individuos cuya conciencia había adelantado con respecto al funcionamiento interno de la naturaleza.
Cada tradición religiosa, filosófica o espiritual relevante, ha indicado la idea sublime según la cual toda la vida es Una Sola. Todo, en cada nivel, está interconectado. Existe una Unidad radical en la cual no se omite parte alguna. El Buda enseña que la ilusión fundamental que plaga a la humanidad es el separatismo. Jesús implora a los seres humanos que se amen unos a otros. Lao Tze observa que el Sabio no tiene un ser separado de sí mismo o de sí misma, sino que vuelve el Ser de Todo, el propio. La teosofía clama como su idea más importante, la realidad de la Solidaridad Humana. En algún nivel esencial todos los seres humanos son hermanos y hermanas. A pesar de que no parece ser así, somos, en verdad, una familia sin excepción. La Doctrina Secreta declara la “identidad fundamental de todas las almas con el Alma Universal.” Debido a esta idea eje, todos los Grandes maestros creíbles, de todas las eras y tradiciones, insisten en la compasión, el amor y el respeto para nuestros compañeros, los seres humanos. No sólo eso, sino que insisten en la misma reverencia hacia todo lo que vive y respira. La Humanidad no está separada ni arriba de la Naturaleza, siendo una parte integrante de ella.
No hay nada nuevo acerca de la Teosofía, siendo tan antigua como el ser humano mismo. Los Grandes Maestros y Sabios de la Humanidad, particularmente en oriente, han indicado antiguas civilizaciones que antecedieron, de modo significativo, a las grandes civilizaciones egipcias, indas o chinas del remoto pasado. Gran parte de La Doctrina Secreta de H.P. Blavatsky está dedicada a revelar las raíces comunes de una “Doctrina Madre”, un cuerpo de ideas, si se prefiere, que se ha legado de generación a generación en el mundo antiguo. Dicha tradición puede ser descubierta y verificada. Esas ideas se expresaron de maneras y formas diferentes, sin embargo, su esencia consiste en doctrinas idénticas. Tales ideas son un entero sintético que comprende la Sabiduría Divina y se revelan a los individuos intuitivos a través de la Naturaleza Nouménica. Puesto que el conocimiento es poder, estas ideas tienen sus dimensiones exotéricas y esotéricas para proteger al mismo individuo.
Las proposiciones de los Grandes Maestros como Jesús, Krishna, Buda, Platón, Mahoma y muchos más tienen relevancia universal y eterna. Una comprensión correcta de la Sabiduría Divina se dirige a todos y a cada uno de los problemas que la humanidad encara. La teosofía declara tener la respuesta a cada apuro, problema, lucha o asunto que azota a la sociedad y atormenta al individuo. Tales soluciones se anidan en principios universales. No es una panacea para respuestas fáciles y soluciones inmediatas, en cambio, la Teosofía indica ideas cruciales como karma y reencarnación para explicar las dificultades y la ausencia de equidad en la vida humana. Estos principios, si bien comprendidos, son necesarios para la aplicación apropiada de las terapias humanas. Cada problema tiene causas internas, es explicable, y con la sabiduría se puede dar inicio a nuevos ciclos capaces de conducir al crecimiento y al equilibrio espirituales.
Según la Teosofía, la humanidad está en un inmenso peregrinaje. Una de las actividades centrales del Movimiento Teosóficos es imaginar y construir una civilización futura más iluminada y en constante evolución. En Proverbios la Biblia declara: “Como un hombre piensa, así será.” Para crear la civilización futura, primero hay que imaginarla. Además, la sociedad futura estará compuesta de seres humanos dispuestos a esforzarse por volverse más compasivos, reverenciales y sabios. La Sabiduría Antigua sostiene que cualquier esfuerzo, por pequeño o sencillo que sea, en la dirección correcta, fructificará. Los estudiantes de Teosofía buscan los modos de sembrar semillas de benevolencia capaces de beneficiar a las generaciones futuras.
El lema del movimiento teosófico moderno es: “No existe religión más elevada que la Verdad.” El amor a la sabiduría (Philo+Sophia=filosofía) se basa en la Búsqueda de la Verdad. La Teosofía no es un sistema de creencias, sino un sistema de conocimiento y por lo tanto la Verdad o Satya, su equivalente sánscrito o Veritas en griego, es primaria. La Verdad trasciende formulación y no se puede encapsular o contener. Cualquier expresión de la misma, por fiel que sea es, entonces, incompleta. “La Verdad ama las preguntas”; de aquí que en los círculos teosóficos no sólo se da la bienvenida, sino que se alienta la actitud de retar las ideas, comprobar los conceptos y cuestionar las suposiciones. El buscador quiere la verdad y nada más que la Verdad, por ende, acoge a todas las ideas y a los retos capaces de aclarar y refinar la propia comprensión.
Una de las doctrinas centrales de la Teosofía es la perfectibilidad del ser humano, el cual posee infinito potencial y es, esencialmente, el espejo del universo en su integridad. La fracturación y fragmentación de nuestra identidad, el profundo egocentrismo y el materialismo obstruyen nuestro adelanto hacia niveles superiores de iluminación. La iluminación representa seres humanos con maestría en sus mentes y sus naturalezas a tal punto que, la interconexión de toda la vida, las mareas rítmicas de la naturaleza y el significado más profundo de los eventos, quedan muy claros. Esta búsqueda representa los anhelos más profundos del corazón humano. Progresar de encarnación en encarnación, ayudando a los demás a lo largo del camino es el propósito que subyace en nuestras vidas.
Ralph Waldo Emerson nos recuerda: “Finalmente, nada es sagrado excepto la integridad de la propia mente.” La Teosofía consiste en indagar e investigar de forma independiente. La búsqueda de la sabiduría requiere independencia de pensamiento. Cada ser humano tiene que reconciliarse con el mundo y el universo en el que vive a través de su experiencia, poder razonador e intuición. Es posible discrepar sin ser desagradable. Buscar las ideas de quienes ven los asuntos de modo distinto al nuestro amplía nuestro entendimiento, mientras respeta la libertad de pensamiento que tanto apreciamos. En Teosofía no se pide a nadie que crea en algo, excepto, quizá, en la hermandad universal.
“Oh Arjuna, resuelve convertirte en un ser de meditación.” Esta es una fr las advertencias centrales del Bhagavad Gita, el Canto del Señor de la tradición inda. La meditación es fundamental para la vida espiritual y es polifacética dependiendo del temperamento del individuo. Se trata, esencialmente, de interiorizarse. En la gran búsqueda es el esfuerzo por alcanzar el Ser interior. Desde este punto de vista se podría considerar como un tipo de adoración y una obligación sagrada. La Teosofía no ofrece alguna fórmula o panacea para la meditación. Los Sutras del Yoga de Patanjali presentan directivas seguras y coherentes para el estudiante, sin embargo, en esencia, cada individuo debe experimentar por su propia cuenta: escuchando su corazón y escogiendo su propio sendero. Además del Bhagavad Gita, el libro seminal de La Voz del Silencio es inestimable para desarrollar el justo motivo y la base fundamental de la meditación. En verdad, todas las grandes escrituras y textos sagrados humanos ofrecen directivas para meditar, ya sea que se trate de “El Sermón de la Montaña”, el Corán o el Tao Te Ching
El estudio de sí mismo consiste en el esfuerzo de ser totalmente honesto con uno mismo. Cada ser humano es el capitán de su barco, lo cual implica que el alma peregrina debe corregir su curso cada vez que sea necesario. Para los estudiantes de Teosofía el estudio de sí mismos y la meditación son como los dos lados de la misma moneda. Ambos requieren perspectivas que van más allá de lo personal, una cierta distancia crítica. Si queremos disolver la separación y el egoísmo, tan profundamente arraigados en este periodo de tiempo, debemos evaluar nuestros pensamientos, acciones y motivos sin omitir lo desagradable o lo inconveniente. Lo anterior es un gran reto, sin embargo, ¿quién dijo que el dominio de la naturaleza humana iba a ser fácil? La Teosofía saluda a todos quienes emprenden el noble proceso de auto-purificación con sinceridad y perseverancia.
La Teosofía sostiene la idea ética de Altruismo. El acto amoroso y auto-escogido de anteponer el bienestar ajeno ante el propio, es una expresión de la Unidad Última de la Vida. La vida humana rebosa de ejemplos de este sacrificio sincero en la forma de relación entre padres e hijos/as, maestro/a y estudiante. Sin embargo, la condición moral del Sabio, hacia la cual todos los estudiantes de Teosofía aspiran, consiste en hacer de esto un ideal ético motivado por un profundo sentido de Unidad y capaz de sustituir todos los deseos egoístas, guiar a todas nuestras relaciones y gobernar a todas nuestras elecciones.
En las escuelas de los misterios de las culturas antiguas, el concepto de Dios era siempre abstracto y nunca antropomorfo. La idea de Dios varía de cultura a cultura y quizá de individuo a individuo. En verdad, las tradiciones espirituales de los indígenas y las antiguas culturas eran, definitivamente, politeístas. La idea clave es que el universo es la morada de una constelación de seres inteligentes y semi-inteligentes en planos metafísicos, sin embargo, todos se hallan bajo una LEY común y proceden de una Fuente común. Con frecuencia, a estas fuerzas-inteligencias metafísicas que interpenetran el mundo físico se les dieron formas y símbolos ligados al Mundo Natural para volverlas más accesibles. Sin embargo, según la enseñanza más profunda, la Divinidad era ubicua, trascendental, universal y omnipresente. Como corolario: todo es sagrado o nada lo es.
El Universo NO es una fortuita combinación de átomos según proclama la ciencia materialista. El Universo es un Cosmos ordenado como evidencia la sorprendente belleza organizativa de un cuerpo humano con sus trillones de células. Las Leyes que gestionan la Vida son, en última instancia, ciclos, ciclos de causas y efectos, de nacimiento y muerte, de evolución e involución, una danza cósmica entre Espíritu y Materia.
Karma es la ley impersonal de causa y efecto que gobierna la naturaleza. La siguiente frase de Jesús expresa su equivalente moral humano: “Lo que cosechas, recoges.” La reencarnación es la doctrina compañera de Karma, la cual indica el inmenso peregrinaje del alma en su viaje hacia la Auto-Realización. El ciclo de vida y muerte es incesante. Causas sembradas en un lugar repercuten en efectos futuros.
El propósito del inmenso peregrinaje del alma es evolucionar, crecer, aprender y desarrollar la compasión y la identidad con todo lo que vive de manera siempre creciente. Si el ser humano es el microcosmos del macrocosmos, según proclamaban los griegos antiguos, entonces, el peregrinaje humano es simplemente la aventura de develar todos los misterios de la Vida, quizá, uno a uno. Es absurdo pensar que tal búsqueda pueda encapsularse en una sola breve vida humana. Por eso una idea central de la Teosofía es la reencarnación: cosechamos lo que sembramos de vida en vida, no tanto como castigo, sino, primariamente como aprendizaje. Es importante notar que este peregrinaje incluye a toda la humanidad y nunca a uno que otro grupo. La antigua noción budista del Bodhisattva consiste en un ser que nunca descansa hasta que toda la humanidad sea iluminada.
A la Teosofía se le podría llamar, también, la Filosofía de la Naturaleza. Si queremos ser más precisos, es la Sabiduría de la Naturaleza Nouménica. Las grandes civilizaciones del pasado seguían el ejemplo de la Naturaleza. Los ciclos del Sol y la Luna, el Zodiaco, los patrones migratorios de las aves, la naturaleza interconectada del ecosistema ha inspirado a los seres humanos a lo largo del tiempo. La naturaleza posee un hermoso aspecto externo exquisitamente armonioso y uno interno altamente sabio y unitario. Todo lo que un ser humano necesita saber para vivir una buena existencia se puede encontrar si escuchamos, observamos y reverenciamos a la Naturaleza, siendo, ella, la encarnación de lo Divino. La Naturaleza tiene una inteligencia sublime de la cual la humanidad es una parte.
Desde un punto de vista: el mundo manifestado parece ser una serie interminable de vibraciones. Según la Teosofía el universo es análogo a una cósmica orquesta sinfónica. El sonido permea el espacio completo. Platón dijo: “Dios geometriza”, lo cual implica la presencia, en el universo, de una sublime matemática del sonido. Quienes tienen oídos para oír y las capacidades de percibir los patrones de la naturaleza captarán todo como una especie de música. La Música de las Esferas es la armonía dinámica de la Naturaleza que no sólo se encuentra en los planetas sino en cada grano de arena y cada átomo. Todos los fenómenos en el mundo natural tienen una Clave, un Ritmo y una Melodía, lo cual explica por qué la música es el idioma universal.
Los seres humanos contienen el potencial para un infinito desarrollo creativo, compasivo y sabio, a pesar de que todo demuestre lo contrario. La enseñanza antigua es que el ser humano es séptuple, lo cual confirma la presencia de muchos niveles y planos de nuestro ser incluyendo el cosmos. Estas jerarquías ascendentes llegan hasta los Fundamentos de la Vida. Si esto es cierto, se podría considerar el viaje a lo largo de la vida como una exploración infinita de ese potencial, la promesa del Alma Humana. Tal proposición puede ser comprobada o invalidada experimentando con nuestras vidas. La práctica hace al maestro. La Biblia declara: “Como un ser humano piensa, así será.” Si podemos imaginar el camino hacia la desesperación, su opuesto es igualmente verdadero, es decir, podemos imaginar como salir de él.
Una de las doctrinas centrales de la Teosofía enseña la radical unidad de toda la vida. Estamos conectados en un tejido divino de hilos interdependientes. Las acciones de uno repercuten en las vidas de todos, unidad y causación universal. Hay una comunión entre todas las criaturas del ecosistema. “La vida única permea TODO.” La experiencia mística de la Unidad es un vistazo en el principio general. Provee la fundación metafísica que dicta todo comportamiento ético y moral. En última instancia no podemos dañar a otro sin dañarnos a nosotros mismos.
Hermandad Universal, la idea según la cual cada, hombre, mujer, niño y niña es parte de una sola familia, es un hecho en la naturaleza y también un ideal hacia el cual esforzarse en el espacio y el tiempo. Estamos todos conectados, lo aceptemos o no. Somos todos hijos de la tierra. Se podría decir que la Humanidad tiene un parentesco divino. Nuestra vida y conciencia deben tener una Fuente común. La sensación de separación, una aflicción que desarrolla el egoísmo, conduce al sufrimiento y a la alienación. A fin de realizar la solidaridad humana debemos superar nuestro falso sentido de identidad en nombre y forma y ubicar de nuevo, nuestro sentido de ser, en una Fuente Espiritual trascendental. Nada de lo anterior sucede en un día. Como cualquier otra cosa en la Naturaleza, la trasformación es gradual y sutil cuando se combina con el esfuerzo en la justa dirección.
La admonición principal de todos los Grandes Maestros es amor y compasión para cada uno y todos. La meta de la Teosofía consiste en asistir a los seres humanos para que se conviertan en mujeres y hombres de corazón y mente no violentos. La compasión era el tema central del Buda y el amor, de Jesús. El desarrollo de empatía e interés en los demás es todavía otra arena de infinito potencial dentro de la constitución humana. La gradual adquisición de la sabiduría inspira la acción altruista llevada a cabo con medios hábiles y en el justo espíritu.